Como en un cenáculo ampliado, tras dos años de interrupción, en la sede internacional de la IT en España se vivió la fiesta de Pentecostés el domingo 5 de junio haciendo presente a la Institución universal.
Tradicionalmente en la Institución esta es la fiesta del Consejo de Gobierno y en esta ocasión Maite Uribe, directora de la Institución, Carmen Lizárraga, vicedirectora, las consejeras Maria Goretti Gonsalves, María Rita Martín, Cecilia Padvalskis, María Dolores Peralta, se encontraban en Madrid, mientras Gregoria Ruíz se unió a la fiesta en Roma.
Asistieron en la sede internacional alrededor de un centenar de personas, con la alegría de volver a cierta normalidad, aunque la prudencia aconsejaba estar con mascarilla en la celebración y restringir el aforo.
En la monición de la Eucaristía, presidida por Elías Royón, jesuita, Maite Uribe señaló: “Nos alienta la esperanza cierta de que vamos a recibir del Espíritu ese don que multiplicará en cada una, en cada uno, la capacidad de entrega a la misión a la que Dios nos ha convocado: el don de sabiduría, para ver la vida con los ojos de Dios; el de entendimiento, para comprender las cosas como Él las comprende; el de consejo, para saber escuchar, discernir, orientar; el de fortaleza, para perseverar en el camino elegido; el de ciencia, para revelarnos el pensamiento de Dios; el de piedad, para actuar siempre como Jesús actuaría; el de temor de Dios, para abrir el corazón a su bondad y misericordia”.
Dones del Espíritu para vivir la misión y la fidelidad a la idea buena de Poveda que nos convoca como pueblo dentro de la Iglesia.
Lenguaje de amor
En este sentido, Elías Royón recalcaba en la homilía: “En Pentecostés nace la Iglesia; se inaugura el tiempo de la Iglesia, nuestro tiempo, el tiempo de todos los bautizados, que continúa el tiempo de Jesús”. Destacó también cómo el lenguaje de Espíritu es lenguaje de amor que todos podemos entender, no necesita traducción: “Dios es amor, y habla el lenguaje del amor, y quiere que ese sea también nuestro modo común de hablar, de vivir; el lenguaje que todo hombre y toda mujer entiende sea del país que sea, de la cultura, raza o religión que sea”.
Como para los primeros cristianos, animados por el Espíritu, el mandamiento del amor sigue siendo nuestra llamada a “construir puentes, derribar muros; enamorar corazones, abatir egoísmos”, dijo.
“Pentecostés es la fiesta de la diversidad y la fiesta de la armonía”, añadió Elías Royón, una diversidad no amenazadora, sino convergente, una diversidad complementaria y enriquecedora… Si acogemos el Espíritu con un corazón abierto, no tendremos miedo a ser distintos, no temeremos a los que piensan y proyectan de modo diferente a nosotros”.
Fiadora
La secuencia del Espíritu, leída a dos coros antes del Evangelio, había sonado con fuerza en el grupo. En el momento de las peticiones quedó resaltado cada uno de los siete dones como súplica y anhelo en estos momentos en los que, mirando a la sociedad, la Iglesia y la Institución, nos sentimos, quizá con nuevo realismo, sin fuerzas para avanzar y dar respuesta a las necesidades que vemos si el Espíritu no nos asiste y alienta.
Haciendo presente, con el canto “Fiadora”, la cercanía de María en esta fiesta, y en nuestras vidas, la celebración de la Eucaristía dio paso a un compartir relajado, al aire libre, con el piscolabis ofrecido por la sede internacional.
Info IT.
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